La cruel censura ortográfica
Lento pero seguro. La novela poco a poco va creciendo, nutriéndose con tiempo, ideas, papel, tinta, espacio de disco duro, etc. Es como una oruga. Cuando nació no era más que una pequeña hoja de papel, cuando llegue a la madurez, habrá incrementado su peso unas 250 veces. Pero así es siempre con los niños, mmm, más bien con las orugas. En fin, quienes saben de que se trata, sabrán que hay algunas cosas relacionadas con el psicoanálisis, y todos sabemos que a los psicoanalistas freudianos les encanta hablar de órganos sexuales explícitamente. Yo ya dejé atrás mis días de neuroendocrinólogo por el momento, pero en esas épocas las palabras útero, vagina, glándula mamaria, etc, eran parte de mi vocabulario cotidiano y profesional. De cualquier manera, no son malas palabras ni son cosas exóticas (digamos que en el mundo hay unas 3500 millones solo del tipo Homo sapiens).
Sin embargo, cuando la psicoanalista de mi novela mencionó la palabra VAGINA, el Word inmediatamente me la subrayó con zigzagueante rojo. Primero pensé que en realidad se escribía con J, o hasta con B y había estado en el error todos estos años, entonces le apreté el “botón derecho” para ver las sugerencias ortográficas y éstas fueron las siguientes:
Pagina
Agina
Pagina
Vaina
En general las cuatro sugerencias riman, pero salvo la palabra “agina” que no sé que quiere decir, creo que no tienen nada que ver. Solo como un ejercicio de morbosidad, busqué las palabras “Pene” y “testículo”, ambas al parecer si son palabras. Pero bueno, como mi novela trata más de mujeres que de hombres (que raro en mi) aquellas palabras tendrán que esperar y el Word se tendrá que joder (si, esa palabra también le gusta)
Toda esta situación de rimas me inspira a escribir un poema para la ocasi
ón
Perdido en mi narrativa,
de lugares inexistentes,
pensando, ahí en la luna,
hilaba palabras indecentes.
No podía siquiera pasar página,
El corrector parecía insistente
Ni tampoco sé que es agina,
¿Acaso soy tan impertinente?
Al fin, solo es una máquina,
Tal vez, llegó ya el instante,
de meter la espada en la vaina,
Y seguir libro adelante.
Cuántas veces el word habrá censurado a la autora de “Monólogos de la beeeeeep”?
Bueno, solo estoy de ocioso. Aunque no lo crean, la novela está un poco mejor que estos ridículos versos dignos de Paco Stanely…
Saludos a todos.
Sin embargo, cuando la psicoanalista de mi novela mencionó la palabra VAGINA, el Word inmediatamente me la subrayó con zigzagueante rojo. Primero pensé que en realidad se escribía con J, o hasta con B y había estado en el error todos estos años, entonces le apreté el “botón derecho” para ver las sugerencias ortográficas y éstas fueron las siguientes:
Pagina
Agina
Pagina
Vaina
En general las cuatro sugerencias riman, pero salvo la palabra “agina” que no sé que quiere decir, creo que no tienen nada que ver. Solo como un ejercicio de morbosidad, busqué las palabras “Pene” y “testículo”, ambas al parecer si son palabras. Pero bueno, como mi novela trata más de mujeres que de hombres (que raro en mi) aquellas palabras tendrán que esperar y el Word se tendrá que joder (si, esa palabra también le gusta)
Toda esta situación de rimas me inspira a escribir un poema para la ocasi

Perdido en mi narrativa,
de lugares inexistentes,
pensando, ahí en la luna,
hilaba palabras indecentes.
No podía siquiera pasar página,
El corrector parecía insistente
Ni tampoco sé que es agina,
¿Acaso soy tan impertinente?
Al fin, solo es una máquina,
Tal vez, llegó ya el instante,
de meter la espada en la vaina,
Y seguir libro adelante.
Cuántas veces el word habrá censurado a la autora de “Monólogos de la beeeeeep”?
Bueno, solo estoy de ocioso. Aunque no lo crean, la novela está un poco mejor que estos ridículos versos dignos de Paco Stanely…
Saludos a todos.
1 Comments:
Gran poema! Suerte con la novela!
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